domingo, 30 de marzo de 2014

Esto es. La vida nos trae a nuevos lugares, o nos lleva, según su suerte. Ahora, dicen, todo va para bien. Ja, me gusta reírme de esto, soñar (y comprender), creer que nada es como pretenden quienes llevan la bandera de la democracia como hinchas de un utópico club omnipotente con delanteros dignos de santidad (diablos para el oponente). Porque todos dicen que... y al final votamos por un cualquiera con ganas de poder, por cualquiera con voluntad de matar lo que nos incomoda.

Así somos, "microfascistas", así es nuestra especie. Saber que algunos llaman la última guerra a la que fue sólo la segunda; que llaman mundo emergente al caos cultural del tercer mundo; que llaman evolución a las miserias de su propio del mundo; que llaman música a sus artesanías o arte a sus delirios de popularidad, no deja otra cosa que un sabor a humano, demasiado humano.