sábado, 8 de abril de 2006

Monólogo con la rata

Todo comenzó por que Amelia, mi rata, se comió un pedazo de tela. Después llegaron los días en que boté el celular. Ay, que dolor tan contemporáneo, por decirlo de alguna manera. Las ansiedades de nuestro tiempo pueden curarse con tantas cosas que la misma cura termina siendo patológica. Que tiempo tan emocionante. Vertiginoso, como mi caída tal vez. Cuando voy a la universidad no siento lo que antes. Ahora me siento ebrio, simplemente ebrio. Como si el pobre Geoff hubiese sido adicto a la morfina y no al mezcal. El mundo se me ha ido perdiendo mientras la rata corre engañada en su pequeña jaula. A veces la he cargado durante unos minutos, acariciándola y hablándole suave para que se sienta tranquila. Un día me orinó y tuve que limpiar el jean. Ahora mismo voy por ella para que me haga un poco de compañía.
Ni músico ni periodista ni nada, vos no sos nada. Nada más que un marihuanero. Porque, eso sí, te la has pasado fumando marihuana los últimos dos o tres, o quizá cuatro años. No vengas a decir ahora que es que fue que que fue que. Me parece que te has pasado. No, no no. Así no se puede. Estás mal, muy mal Geoff, digo Diego, digo Pedro, o los que sean, no importa. ¡Ah! ¿Y si no entienden? Pues que se coman una caca. A quién le importa lo que piensen los nuevos. Acaso vives para darte cuenta de todo. No señor, se vive para ser feliz. JAJAJAJA. A mí me da pereza ser feliz. No ves que de aquí a cualquier otra cosa nunca hay nada, en cambio, en el mundo ese de los felices ¿Qué hay? Nada, nada de nada. Además siempre puede escaparse. ¿Quién es ese que dice lo del lenguaje y el mundo? Como sea, la vida no importa cuando puedes construir el mundo en el que vivirá. Dios. Qué confusión. Esta si que ha sido una buena vuelta de la rata. Es cierto, Amelia ha tenido sus buenos detalles. Hasta creo a veces que en ella está la salvación. Qué clase de estúpido he sido. Y lo sigues siendo pobre Diego. Cuantas verdades juntas, voy a terminar vomitando todo y quizá sea bueno guardar para los próximos días, necesito todavía aguantar un poco para poder irme. La rata que se quede con Lucero. ¿O la llevo? No, necesitamos descansar de ella, de sus vueltas a velocidad infinita. Necesito dar mis propias vueltas y desenredar quizá el ovillo este en el que me he metido de a poco.

No hay comentarios.: