martes, 2 de marzo de 2010

desDesear



Un deseo cualquiera no debe anularse, pero la jodida vida hace que de vez en cuando desear sea la causa de todos los males. Por ejemplo, si uno desea que le quiten la vida, pues vivir es la anulación del deseo, y a cada instante la única cosa verdadera es la frustración.
A ver, hablemos de un cuadro, para poner un ejemplo más colorido; si el deseo necesita de tal o cual color para verse satisfecho, es completamente cierto que la ausencia de tales colores que anhelamos es el incumplimiento del deseo. Maldita pintura. De nada sirve desear si el deseo nos mata. Sólo aquel cuyo deseo es la muerte puede tener la certidumbre total de que ya logró hacerse a ella, aunque le toque vivir para conseguirlo, pues nadie se muere sin estar vivo. ¿Alguna duda?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las dudas, David, y por supuesto. Recibo tu abrazo y te envío otro también de reconciliación y otras disculpas. Espero estés bien (yo sé que sí).