sábado, 12 de mayo de 2007

Hoy duermo con la puerta abierta

Obituario a una hermosa relación


Primero: “Don Quijote de la Mancha”


“Con tan desdichadas nuevas, casi casi llegó a términos Anselmo, no sólo de perder el juicio, sino de acabar la vida. Levantose como pudo y llegó a casa de su amigo, que aún no sabía de su desgracia, más como le vio llegar amarillo, consumido y seco, entendió que de algún grave mal venía fatigado. Pidió luego Anselmo que le acostasen y que le diesen aderezo de escribir. Hízose así, y dejáronle acostado y solo, porque él así lo quiso, y aun que le cerrasen la puerta. Viéndose, pues, solo, comenzó a cargar tanto la imaginación de su desventura, que claramente conoció que se le iba acabando la vida, y, así, ordenó de dejar noticia de la causa de su extraña muerte; y comenzando a escribir, antes de que acabase de poner todo lo que quería, le faltó el aliento y dejó la vida en las manos del dolor que le causó su curiosidad impertinente”.

Muchos días hace que no dormía con la puerta abierta. ¿Por qué? Bueno, por el ruido, el frío, la luz, los fantasmas, por la sensación de estar durmiendo a la intemperie. Descansar con la puerta cerrada da cierta calma sedentaria, la del espacio privado, que cierra el territorio previamente definido; explícita o tácitamente —no es necesario ponerle el cerrojo—, clausuramos el espacio cerrándole la puerta al resto de mundo. Y no es incómodo, ni más faltaba, sentir el calor y el abrigo de la habitación; sentirse protegido mientras el sueño nos vulnera.


Hoy duermo con la puerta abierta, para creerme nómada, para creerme siempre afuera, para ser vulnerable incluso mientras duermo… que entre alguien a despertarme a cualquier hora y me arranque las pesadillas, aunque sea para sembrar un vieto frío, como el que entra en esta montaña que vivo. Mi colchón, siempre pretérito, no deja de sudar en la noche las noches que fueron. No sé si mi cama lo inventa todo o le pongo yo a ella las sábanas sucias.


Del tiempo sólo he conseguido una certeza, todo lo cambia.“El sol se esconde. El sol sale”, canta el viejo Bob. Llegará la mañana para despertarme, ¿llegará quién me despierte? Mientras tanto ahí deambulo, con la puerta abierta, en un sueño curioso, pero impertinente.

2 comentarios:

Camila Avril dijo...

como no verse en la cama, con la puerta cerrada. y no es por sedentaria, ni porque no ansiara ser nómada, es por miedo, por ese miedo, no de que alguien llegue, sino de que pueda salirme, de que existan los fantasmas, de que la oscuridad vaya más allá de la habitación, incluso más allá de mi mirada. duermo con la puerta cerrada, y dormiré con la puerta cerrada, tanto como lo permitan mis sueños. ahora sólo quiero dormir, como sea dormir, incluso con las sábanas sucias. sólo espero que mi cama se quede con la tristeza, aunque no tengo cama, tengo suelo, tengo colchón, tengo cualquier cosa, por algo parecido a eso de dormir con la puerta cerrada, y no abierta, por algo parecido a querer que el suelo, se lleve todas mis pesadillas.

***
esta chévere david¡¡¡ y volví a leerte¡ ya había dicho que faltaban tus letras. espero sigas las mías, como solías decir¡

Arias dijo...

Peña, nunca te habia leido. Excelente.