miércoles, 26 de marzo de 2008

Dice [yo]


Me pregunto a veces de qué estoy hecho; carne, hueso, pereza. Por más que lo pienso no me hago a la idea de tener que salir de alguna manera. No sé bien qué es lo que ha de determinarse como pecado dentro de todo esto. No quiero discutir si ello es posible. Apelo a una simple tarjeta de visita: imagínese a un sujeto al cual no puede atribuirse ningún verbo. Por ejemplo, un paciente que ha caído en coma y sólo emite el sonido [yo] de vez en cuando. No se caiga en tonterías pensando que aquí estoy adjudicándole el verbo decir. Tontería simple, como afirmar que una piedra dice, o que un paciente en coma es (desde una perspectiva cartesiana, por supuesto). El paciente simplemente dice [yo], sólo [yo]. Inerte por cuanto exige la ciencia. Un volcán activo que eventualmente escupe algo de lava, ceniza y humo. Inofensivo, por lo menos mientras siga entre la vida y lo inerte. Exactamente entre estas dos condiciones, ambas desprovistas totalmente de metafísicas y niñerías, se define la situación en la que se sume mi pobre vecino. Claro que no está en coma, sólo ebrio.

No hay comentarios.: