lunes, 27 de agosto de 2007

Gerardo

Tiene una barba corta y muy bien cuidada, rubia como sus cejas. Es de tez blanca, nariz grande, labios uniformes y gruesos, siempre quemados por el sol o el frío. Sus ojos oscuros son pequeños, pequeña su frente y largo el pelo, desde la primaria hasta la mitad de la espalda. Es gordito, no mucho. Bonachón, ingeniero sin consumar. Dedicado a estudiar el pasado de la ciudad y del país. De todos era el que menos tiempo perdía, no tenía un solo minuto de ocio y su vida transcurría sin la menor rebelión contra nada, le era absolutamente falto de importancia todo acontecer político. Jamás votó, jamás tuvo una discusión de carácter ideológico ni religioso pese a que ha estudiado tanto los modelos económicos y sociales que se han inventado hasta ahora. No cree que la economía sea una ciencia, tampoco a veces una disciplina, es, para él, la conciencia colectiva de nuestro tiempo; la forma contemporánea de razonar para escoger el mejor camino. También cree que esto cambiará, porque de tanto leer la historia ha notado que todo cambia, que sólo hace falta tiempo y que no hay que hacer ningún esfuerzo para que el reloj continúe comiéndose las horas de nuestra vida y la de todos.

Dice que el tiempo no está dando vida, sino muerte. "...porque la vida es fugaz. El tiempo junta partículas sin vida para darles vida, pero no es esto otra cosa que un gran engaño, porque la vida es la muerte que llega de a poco a tocarnos los hombros un día y a decirnos que hemos estado en lo cierto, o equivocados, durante todo este tiempo. Bastaría con estar vivo para que la vida deje de existir y sólo esté la muerte rondando la cama, las sillas, la televisión y todo.
Una roca no muere, pero si muere una zanahoria. La roca se destruye, pero se sabe que es solo una manera de hablar. Si a una zanahoria se le destruye, no cabe la menor duda de que habrá muerto, en cambio, la roca no muere si se le destruye, porque simplemente no se le considera viva.
"La roca también muere, muere igual que la zanahoria en tanto que deja de ser roca o zanahoria para convertirse en cualquier otra cosa, cemento o jugo, por ejemplo. No es sólo necesario estar vivo para morir, es fácil comprender que es necesario también que el tiempo pase. Y siempre pasa.
"Un pastel de zanahoria o un muro de hormigón son devenires de la muerte, más incluso que maneras de existir".

1 comentario:

Anónimo dijo...

MAS QUE PALABRAS, PLASMAS ESTADOS...