domingo, 12 de agosto de 2007

Cuarto de Siglo

Yo sabía que esto iba a ocurrir. Desde que me levanté con la certeza de que sería 12 de agosto hasta las 12 de la noche, tuve la horrible certidumbre de que esto ocurriría.

2037 años cumplió la muerte de Cleopatra, la última reina de Egipto. Quizá era ella una de esas estrellas de la lluvia que anunciaron hoy en televisión. Siempre ocurren estas cosas en este día. De hecho, esto que pasó hoy también ha pasado antes. Podría aventurarme a decir que desde mi primera bicicleta, que habría cumplido 17 años de no ser por un ratero infeliz, los días 12 de agosto han sido similares. Por eso es por lo que sabía que hoy iba a ocurrir esto. Y ocurrió.

Cinco llamadas telefónicas: Ligia, Candela, mi hermano y su madre, una de mis tías y un número equivocado —¡Qué asquerosa broma del azar para este día!—. Un mensaje de texto: papá, que seguro no tiene minutos. Un e-mail: Laura Palmieri, la mujer chapina que tanto desearía visitar. Algunos mensajes en la cajita verde de este —dizque— lugar. Ocho ventanas de conversación en “El Mess-ías”: mis amigos (no todos).

Dios, que sabe cualquier cosa que no sea compleja, sabe, por ejemplo, que agradezco cada palabra escrita o hablada (o incluso no dicha) que sirva para hacerme compañía. Hoy, lo supe desde un principio, esto era lo que tenía que pasar: nada, excepto, claro está, que hubo Luna Nueva (esto quiere decir que no hubo luna).

Sólo un regalo: el perdón, tu voz y el sonido telefónico de un beso que reestablece la esperanza y que le da un poco de vida a este primer cuarto de siglo. Que no es mucho a decir verdad, pero que sí es mucho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dos mensajes de texto...uno tal vez no te llegó...al parecer...