miércoles, 1 de agosto de 2007

Mis manos




Un escritor nada deslumbrante, se despide de un personaje nada deslumbrante:
Estos dedos que no te dejan repirar están adoloridos y sé, perfectamente, que no te importa. Me duelen porque en ellos tenía el corazón con el que te amaba, porque eran ellos quienes te amaban cuando te escribían. El amor de mis dedos, el de mis manos y mis muñecas, era capaz de traer a mi lado mucho de lo que no existe. Mis palabras, que salen de las yemas de los dedos con algo que los sordos llaman cinismo, están adoloridas también. Eso tampoco te importa. No te culpo.

Mis manos matarían si sirvieran para matar, acariciarían si tuvieran un cuerpo propio, serían capaz incluso de recordar, pero están entristecidas y no quieren hacer nada. No te importa esto tampoco, porque vos no comprendés un amor que ama con las manos para ser amado con los oído.

El fuego era solo un fósforo mirado de cerquita, el rojo era castaño, el blanco era de mármol. Tu cuerpo, que mis falanges recuerdan casi de memoria, no fue de mi cuerpo. ¿No sudaste? ¿No fue cierto? Tendré que creer que mis manos te inventaron y ahora no te olvidan. Olvidás fácil.

Mis manos y todo mi cuerpo han sido entregados muchas veces sin amor y casi con hastío. Sin embargo, conservan la certidumbre de no haber usado guantes para tocarte o escribirte —valga la redundancia—. Ahora que has descubierto que no estabas, me pregunto: ¿con quién estaba yo? ¿Quién fue grosero esta vez? ¿Es por causa de mi voz sensiblera que destruyes cuanto recuerdo se te cruza, tratando de culpar a mis manos sólo porque te escribieron sobre la superficie inagotable del suelo? Tengo un recuerdo, nítido y hermoso, que no podés destruir aunque yo mismo desearía olvidarlo. Nada deslumbrante son mis palabras; nada deslumbrante fuiste vos.

Me equivoqué, estuve yo solo. Vos deseaste morir, yo escogí irme. Podría decirte que ya no escribo la misma historia, que mis manos adoloridas ahora hablan sin fantasear y sin inventar futuros, pero basta, esto no te importa y a mí me duelen las manos para enterrarte.

6 comentarios:

Catalina Arroyave. dijo...

no olvido fàcil, no estabas solo, no digàs que no me duele, no me tratès como un cuerpo, no insultès lo que fuimos y lo que aùn somos si el recuerdo cueta. Por favor dejà de matar la esperanza que aùn tengo.

Aprovecho para recordar que no escribo en la cajita verde y que es insultante que se use mi nombre, pero confìo en que sabes reconocer mis palabras.

Anónimo dijo...

A quién le hablas? reclamas un rápido olvido? tan fácil te es olvidar y volver a amar a alguien diferente? tan rápido? yo no olvido...recuerdo todo el tiempo...fue un llanto falso, fue un dolor de mentiras...que fácil fue para tí olvidar...yo no olvido...no lo logro, extraño todo y tú ya amas a alguien más...que rápido corre el tiempo...que lento pasa el olvido...para mí...no para tí...al parecer.

Anónimo dijo...

en el segundo párrafo: reSpirar no repirar... escriba mejor.

Anónimo dijo...

lo dijiste, un escritor nada deslumbrante... alta probabilidad de ser el dueño de unas manos nada deslumbrantes, que rápido mataste tu juego , de que hermosura te perdiste,lástima por vos ...

Anónimo dijo...

Odio la superficie inagotable del suelo

Anónimo dijo...

deberias dar la cara